Cuando escribimos "normal girl" en la caja de
prompts, un eco nos devuelve el sesgo de lo que entendemos por "normalidad"
Las palabras, simples y neutras a primera vista,
llevan en su ADN invisible siglos de constructos culturales,
paradigmas que susurran: “Esto es normal”, “esto no lo es”.
El algoritmo no recrea con malicia.
Simplemente está alimentado por las fotos,
palabras y patrones que los humanos han repetido hasta el cansancio.
Como un espejo,
devuelve aquello que hemos moldeado y etiquetado como "lo común".











El contraste se vuelve aún más evidente cuando lo contextualizamos.
>> A la izquierda , un prontuario policial de una época pasada captura los detalles de
una mujer: medidas exactas, perfil frontal y lateral, anotaciones frías y sin interpretación emocional.
Es un retrato crudo de lo que la sociedad consideró relevante registrar.
>> A la derecha , En contraste, la IA, al responder con una versión estilizada de
"normal girl" en el mismo formato, transforma ese rigor analítico en idealización.
La imagen resultante no solo embellece, sino que elimina todo rastro de imperfección o diversidad.
Reflexión sobre los sesgos con los que alimentamos la IA
Las Inteligencias artificiales, en su silencio programado, perpetúa un ideal que no es universal.
En cada sesgo escondido, aliena, excluye y niega posibilidades.
Sin embargo, también nos entrega una herramienta de reflexión: al observar sus respuestas, descubrimos
nuestras propias limitaciones.
El concepto de "normal" no reside en esta o aquella IA, ni siquiera en un grupo específico.
Debemos de ser concientes en que pertenecemos a un telar infinito de colores y que todos debemos tejer
juntos.
Si , la IA también te entiende y te corrige " gril "
